martes, 22 de octubre de 2013

Eres la última ficha de la tirada
y el premio de después.
La posibilidad entre varios miles de millones.
Ojalá no me pidan explicaciones ni avales en el casino de la vida
porque has ido un auténtico golpe de suerte, y con efecto.
Y afectos.

Contigo me pasa lo mismo.
Ni abarcarían mis manos tantas monedas
ni mi piel sabe caminar por la tuya sin perderse.

Que siempre comparan las espaldas de los amantes a las constelaciones.
Pero nadie sabe que la tuya es el propio universo.
Y es que desde que estoy bajo tus cielos,
nunca se pone la Luna.

viernes, 9 de agosto de 2013

Dos (en) horizontal, pronombre.


Soy el crucigrama del Times un domingo de resaca,
y lejos de alejarte contrariado,
pareces creador y genio de mis formas.

El sinsentido de los días.
El punto de encuentro de los extremos.
Pero tú.

Los ovillos de la piel hacia adentro,
que tú desenredas
-pero no deshilachas-
y los haces prendas
que me quito hasta antes de salir por la puerta.

Mis mentiras lo son sólo para el resto,
sintiéndome entonces tu libro de por las noches
-de cada noche-
desde hace vida y media.
Que lo que a otros les cuesta años de estudio
tú ya lo sabías antes de girarte.
Y a veces eso es peor que vivir sin tu cuerpo.

Y ahora te pregunto: qué más quieres.

domingo, 21 de julio de 2013

Me besabas las piernas.
Con la vehemencia y el deseo del que sabe
que no durará para siempre.
Despacio.
Condurando el momento, abrazando la piel con los labios.

Me besabas,
casi hasta el alma.
Y ahora me preguntan los recovecos
-cada vez más acusados-
qué ha sido de ti.

Borré a las decenas de anteriores
y nunca me pareció suficiente.
Aunque nunca he sido tan guapa como cuando tú me mirabas.
Tus ojos se paseaban sin detenerse. Excepto en mí.

Me besabas.
Y los dos besábamos igual.
Y los besos fueron finitos,
al contrario que los caminos de tus dedos por la espalda.
Como los mares desatados en la cama,
que nunca serán tan tormenta.


Me besabas.
Y en realidad creo que escribo esto porque no te dejaste nada por besarme.

miércoles, 10 de julio de 2013

Esto de descubrir nuevas galaxias
teniéndote de rodillas.
La paradoja de que doblen las estrellas
si estás a la mitad de mi altura,
al nivel de mi cintura
multiplicando no sólo los versos.

Que lata el cuerpo y no sólo el corazón
pero en tu pulso. 
Que la piel sea sólo papel de regalo
y mis piernas el abrazo infinito.
Contraer el pecho para implosionar con más fuerza
y sólo separar el beso de los párpados si eres tú el horizonte.

sábado, 6 de julio de 2013

desencantamiento

A saber qué colchón,
qué cuerpo te habrás ganado esta noche
y a saber si habrás podido soportarte hasta que amanezca.

¿Sigue siendo tan vacío?
Debes no sentirlo estando tan lleno de recuerdos.

Nunca te he conocido, girando entre alcohol y bocas anónimas.
Riendo. Fingiendo. Todavía.
Aunque me sangren tus mentiras,
ojalá nunca olvides que la llaga está en tu cuerpo.

Por favor, continúa. Vuélvete simple.
Conviértete en cualquiera. Pónmelo más fácil.



...y tú sigues presumiendo de saber sobre guerras
y no te has dado cuenta de que ya somos Historia.

sábado, 1 de junio de 2013

Por si te preguntan


Somos a capella,
un giro de guión,
la flor que no se agosta,
la carne que te queda por morder.

Somos anilla y granada
-unidas.
La cadencia del sexo,
la ausencia de lo amargo.

Somos la libertad de olvidarnos,
la lanza en el costado.
La primavera rompiendo a brotar cuando apareces.
La certeza de encontrarte.

Somos dos indecentes a fuego vivo.
El inventario de motivos sobre tu cuerpo.
La lengua que busca,
la boca que encuentra.


Pero, sobre todo, no somos polvo(s). Ni siquiera de estrellas.
Somos pólvora. La que hizo que ellas murieran.


lunes, 20 de mayo de 2013

Me he dejado romper las piernas en una cama
y puede que de paso se cargaran los muelles del colchón.
Y yo creí que nunca más jamás.
 
Ahora dudo si intentaron curarme con mares o lágrimas.
De igual manera, fallaron.
Y tú paseas por la herida abierta
y si la tocas no padezco.
Donde otros se quebraron la cabeza
tú sonríes.
Mi distancia de seguridad se torna discontinua
y coincide en dimensión y equilibrio con tus hombros.
Y entonces, de rodillas.

Jamás podrán hacerme daño
de la manera que tú me quieres.

Jamás podrán quererme
como tú me follas.

Que me dejas sitio hasta por dentro.


                                                      Quédate.

sábado, 11 de mayo de 2013

Y ahora ponen precio hasta a tu recuerdo.
Cuando yo lo único que quiero es encerrarte
en mi piel a base de tinta
y (otra) herida,
para que de ahí nunca puedas marcharte.
Encerrarte.
Como si por echar otra lágrima en el candado te fueses a quedar conmigo.
O reaparecieras.
Diecinueve meses. O diecinueve nieblas.
Y no te veo.
Más los abismos que me quedan sin verte.


Beberé cientos de vasos, y ojalá nunca te encuentre en el fondo de ninguno.



vuelve.

martes, 30 de abril de 2013

Sigo ahí. Somos un lugar. Somos ocasión. Y me he quedado en nosotros.

En mí, escribiéndote en la espalda, y sin embargo,
ahora diría que estuve pintando el cielo.

En ti, descuidando mis pupilas para comprobar si sonrío también con la boca.
Y vuelves para mirarme  l  a  r  g  o.
Y me vuelves la piel escarlata.
Y me tornas destello. Y a mis costillas, los valles de tus dedos.

Somos corriente alterna fluyendo en cada polvo.

Y yo ahora vivo en las palabras que te permitías decir
pero donde en realidad existo es en todo lo demás.

martes, 23 de abril de 2013

mi primera flaqueza

Tus ojos se me antojan laberintos en los que,
lejos de buscar la salida, moriría de inanición.
Y no miento si digo que vi el Ártico en otros ojos,
pero tú llevas mi tierra en los tuyos y en las venas.
Borras el pasado siendo de tinta.

Que quiero saciarte la vida en lo que se refiere a sudor y camas.
Que me da igual si está oscuro. No te pido que sonrías,
pero,
por favor,
abre los ojos.
(aunque no sea para mirarme)

No me des la mano
aunque las mías te lloren.
Mastícame y haz ruido.
Restállame las vértebras.
Vuélcame y huye.

Llévate los restos,
que quiero padecerte.


Eres eterno.
Hazme imperecedera.

martes, 2 de abril de 2013

disculpa si te asusto II

Debes tener unos bosques tan bonitos bajo cada pulmón
que dudo en qué claro quedarme.
Pero primero, tienes que descorcharte.
Aunque ya trato yo de abrirme paso
(tranquilo)
con cuidado.

Supongo que debo respetar los espacios entre cada uno de tu lunares
para llenarlos de marcas de besos de tinta de limón
y que sólo se aprecien si ardes.

Imagino que el desgaste de tus rótulas
no tiene nada que ver con la resignación,
al igual que ese orgullo tuyo, que a veces desborda.

Y brillas sin luz directa,
                                              peor para el sol.


Y ya que hablamos de estrellas,
siento decirle que pronto seré yo quien te despierte
y no él.

Pero de lo que sí que estoy completamente segura
es que puedo reinventar
todo lo que antes hayas sido.
Y todo lo que con otras fueras.

lunes, 25 de marzo de 2013

disculpa si te asusto

Apelo al sentido común.
Me he puesto plomo en los pies para mantenerlos en tierra.
Nada. Inútil.
Que si ya de por sí soy noche
ahora miro el reloj cinco minutos antes que a tus ojos.

El nudo de doble lazo en el ombligo si sonríes.

Cualquiera diría que me equivoco.
Firmo la primera esta sentencia, pero también
la hago naipes, y me dejo ganar contigo.

Y sobre tu manera de no hablar de ti
y mi forma de hacer como si no me diera cuenta de tu cajón de doble fondo.

Tal vez lo de tu origen y mis plumas sea casualidad.
Y qué.
Engáñame y dime que es destino.
(aunque yo tampoco me lo crea)

domingo, 24 de marzo de 2013

trozos infinitos

Sin más apareces.
Luz.
Vida.
Sonrisa.
Palabras escritas,
tal vez algún día escuchadas.

Y qué, si te llora la lluvia
y te vibran las tormentas.
Qué más, si le ciegas al sol
y se desnuda para ti la luna.

Las cometas se dejan coger
(si se trata de tus dedos)
y los sauces se dejan largas las ramas
(para que tú no llores)

Eres. Causa(s).

miércoles, 20 de marzo de 2013

Y yo miraba alrededor
esperando encontrarte y
despertarme esta mañana contigo
y no con resaca.

lunes, 11 de marzo de 2013

doce

Y qué vacío está todo esto y apenas he podido contar setenta y dos horas. Refiriéndome, claro, a todo lo de por dentro, que en lo que se refiere a las paredes del salón es ya bastante evidente la pena.
No logro entender todavía qué efecto tienes sobre las personas, pero el hueco vacío no sólo lo has dejado en el sofá.


Supongo que la verdadera belleza de todo esto, viene cuando bailo por la música que eliges y no porque la elijas tú.

lunes, 4 de marzo de 2013

No me hagas el amor. Hazme amor a mí.

domingo, 10 de febrero de 2013

Las otras fórmulas

Que quien bien te quiere, te hará romper(te).
Y quien siembra vientos, recoge su falda.
Nunca es tarde si su risa es buena.
La letra con sangre (nunca) muere.
No dejes en ayer a quien puedas besar hoy.
Que un clavo, saca otro cabo (al que atarte).
A palabras huecas, oídos rotos.
Y dime a quién amas, y te diré por quién mueres.


No, espera. No era así.

martes, 5 de febrero de 2013

"Cree en lo que haces"  me dijeron.

Así que comencé a creer en mis fracasos.

miércoles, 2 de enero de 2013

Esto que voy a escribirte es para ti, Lucía. Que ya está bien de ir regalando letras a diestro y siniestro, como si no tuvieras bastante con lo que soportamos por dentro. Que no (er)es poca cosa, ni fácil de manejar.
Esto es para que recuerdes que has crecido y que has sido capaz de querer mejor y desterrar el amor tirano y con chantajes. Para que nunca olvides que no está tan mal dejarse querer aunque te cueste.

Y que tal vez, sea posible.

Que no eres como te hicieron creer (aunque puedas llegar a serlo, e incluso lo hayas sido). No eres veneno. Llevan enseñandote toda tu vida a levantar la barbilla y llevar la espalda recta. Cree y confía en ti de una vez. Vuelve a hacerlo. Vuelve, Lucía. Vuelve.