Me dejaría mentir por ti hasta limarme los huesos, y últimamente me pregunto si no habrás llegado ya hasta los tuétanos.
El problema es que sé que algo falla, y que tus palabras no son blancas como hace unos meses. Y así yo no sé si...
Mis tobillos lo están intentando. Tratan de sobreponerse al exceso de peso. A la carga que no les deja ser. Pero ya sabes que el derecho siempre está algo más resentido. Como mis ventrículos.
Hoy. Desde hoy. O acabaré rasgada. Y tú no sabes coser.
que sea cierto el jamás.