sábado, 21 de julio de 2012

No me atreví a decirle que anoche tuve que aguantar las lágrimas en ese mismo instante en el que él contuvo el aliento.
Me conmueve tenerle. Me adormece la garganta en cada beso, y huyo de los espejos que nos reflejan cerrando los ojos para besarle al verme diminuta a su lado.
No hay otro regalo ni requiebro como el de sus labios mordidos cuando cae al suelo mi última prenda de ropa. No, definitivamente nunca me dijeron algo tan bonito en silencio. Y yo, sólo puedo concederle letras, y soy pobre hasta de palabras.

Discúlpenme los presentes, pero daría todas sus vidas y hasta probablemente la mía por su sonrojo.



(qué ganas tenía de decírtelo,
de pronunciarlo mirándote a los ojos
y cuánto disfruté que ni te lo imaginaras)

lunes, 9 de julio de 2012

Lo dijiste. Lo pronunciaste en un susurro que sólo pueden oír las mariposas. ("Te necesito") Y en vez de sonreír, me entumecí. En teoría teníamos los días contados y ya me había acostumbrado a eso. Pero me rompes los esquemas de nuevo. Más abismos.
E insistes. Otra grieta.  Persistes. Fisuras.

Mi carcasa resquebrajada. Se me está cayendo la cáscara y no me quedan manos para recogerla y ponerla de nuevo sobre mí. Y es cuando me da por huir. Hoy has llegado a adivinarme. A descifrar y percibir. Como sólo antes había hecho una sola persona, hace mucho tiempo.
Y claro, pánico. Pánico y puro terror.


Soy un animal de costumbres, y tiendo a herir y lacerar. Por favor, antes de que te destroce a ti también, prométeme que te marcharás.


miércoles, 4 de julio de 2012

letra número tú

Atraes a los rayos con las palmas de tus manos. Tus manos. Tus manos y ese juego de nudillos. Ocultas tus pasos, como los pájaros.
Y eso de que tus ojos sean gris piedra es una de las mayores mentiras jamás pronunciadas. No eres tan dura. En el supuesto de ser sombra, son gris acero, de metal. Como tú, maleable ante la cantidad justa de calor. Y a veces, derretirte.