lunes, 12 de diciembre de 2011

second round

Jamás tocaremos las nubes. Y menos con esta milla de distancia entre ambos. Adoro hablar en términos absolutos, aunque en realidad no sirvan para absolutamente nada más que para dotar de fuerza algún sentimiento perdido dentro de esto que nos recubre llamado piel.
La verdad es que ella no me parece tan mal. Y por favor, no hagas con que no sabes de qué o de quién hablo. Hacerte el tonto no es lo tuyo. Juraría que te remueve algo por dentro, y cuando eso habita, mis posibilidades se disipan como la espuma de mar.

Y ahora no me pidas coherencia, primero entiende que si me quieres, eso no debería existir. Y no me lo he inventado yo, viene en la definición de incongruencia.

 

domingo, 11 de diciembre de 2011

¿Y las manos? Vacías. Agrietadas por la espera y sin nada más que ofrecer. Las sienes latían por un corazón que se estaba tomando un descanso rodeado de un humo que no le pertenecía. Las noches se evaporaban y los días se veían venidos a menos reducidos en una rutina frenética de neones y palabras que ya no eran para mí. Y miro para otro lado. El lado del camino que me han dibujado sin darme apenas cuenta en noches insomnes y cargadas de intenciones. Una ciudad a la que ir para no verla jamás. Una cama en la que pasar tantas horas que llegues a formar parte de ella. Con él. Y un casi sí prendido en mis labios podrido de esperar a que sea valiente y me atreva a irme.

lunes, 14 de noviembre de 2011

Necesitamos a alguien que nos abrace por los hombros y nos deje convulsionar, que nos deje rompernos hasta que nos duelan las costillas y que nos disolvamos en nuestras lágrimas.
Alguien que nos saque de la cama por las mañanas y no nos deje apagar el despertador más de tres veces seguidas y nos recuerde que más allá de esa almohada que mojaste la noche anterior, la vida sigue.
Alguien que te dé calor con café, chocolate y mantas y no con besos ni caricias.

Alguien que no deje que te consumas y no entres en la espiral que ya conoces y dejarte morir.


Pero tu teléfono ya no responderá a mis llamadas aunque yo me vacíe de lágrimas. Y nunca me gustó la compañía por compasión ni los abrazos por compromiso.

sábado, 12 de noviembre de 2011

"Hay algunas que son como... salvajes. Y tú perteneces a ese grupo".

Deberías dejar de colgar tus versos en las nubes que van desde aquí a Madrid. Tiendo a darlo todo a la primera, y puede que tengas que tirar de mí después. Pero qué demonios, me muero por perderme en tus cuerdas y que tú te pierdas entre mis huesos.

 

lunes, 7 de noviembre de 2011

No te preocupes, yo también lo noto. Así que perdóname, lo siento.

Te siento.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

No deberíamos acostumbrarnos a palabras absolutas como "siempre" o "nunca", pero quedan tan bonitas en cualquier labio...
Yo he amado para siempre y juré hasta nunca, y sin embargo hoy desperté vacía de todos esos infinitos. En estos momentos me aferro a... No, ni siquiera me aferro, porque aferrarse es condicionar y poner ganas y sentimientos sobre la mesa, y de eso ya di todo lo que me quedaba dentro. Supongo que me limito a señalar algo que se lleva repitiendo desde que los amores imposibles existen:

"Cuando dos personas están destinadas a estar juntas no importa donde estén o con quien estén, tarde o temprano se encontrarán."

Así que suspiro, me pongo mi sombrero nuevo, y que caiga el chaparrón.
Si tienes que volver, lo harás. Y si lo haces, el mar te estará esperando.

sábado, 29 de octubre de 2011


"Me está empezando a subir la cerveza", dijiste. Y entre los besos bajo luz naranja decidí el siguiente paso. Y ganaste tú.
No me atreví a pasar, pero entonces vi un paraíso de libros de pared a pared. Y probablemente los habías leído todos. Perdí la noción del tiempo leyendo títulos. Y sonreía mientras no podía elegir entre mirarte a ti o a las portadas.

No recuerdo nada más hasta llegar a la cama. Fue una cena sin la mesa puesta. Y siempre tímidos y a cámara lenta. Me mirabas cómo diciendo "enséñame alemán a mordiscos, te prometo saberte aprovechar". O tal vez fueran sólo cosas mías. El caso es que las palabras me saben a algodón de azúcar cada vez que suspiras.


(fotografía de Álvaro Manof)

domingo, 16 de octubre de 2011

Don't forget me,I beg

No debería escribir esto aquí, pero te lo debo, o me lo debo a mí. De cualquier forma, da igual, creé esto para plasmar sentimientos, no sólo palabras que parece que quedan bonitas.

Hablemos claro. Ya no estás. Ya no existes. De ti queda el continente, pero no el contenido. Y no pude despedirme, aunque en realidad nadie pudo.
Si soy sincera conmigo misma, la persona que de verdad eras, ya no estaba, quedaba algo, que ni siquiera se parecía al hombre con zapatos Pikolino y más de dos docenas de camisas en el armario.
Recuerdo saltar cuando aún quedaban dos o tres escalones, segura y confiada, sabiendo que me cogerías. Y eso hacías. Confianza ciega. Y después de cenar lograba hacerme un hueco entre el respaldo del sofá y tu pecho, y veíamos la tele.

Me obligo a quedarme sólo y únicamente con esos recuerdos, y autoconvencerme de que el resto de años, no eras tú. No eras la persona que eligió mi nombre y le dio el color amarillo a mis ojos. Así que, desde este puñado insuficiente de palabras me despido, y te pido que ahora, cuides de mí, porque voy a necesitarlo papá.

Y nunca, en un sólo momento, dejé de quererte.

lunes, 3 de octubre de 2011

Lo peor que te puede pasar es que una persona pueda hacer contigo lo que quiera, lo que le venga en gana. Y lo sepa. Esa es la mayor vulnerabilidad de todas.

lunes, 19 de septiembre de 2011

tengo una grave obsesión incurable por estos hermanos

lunes, 12 de septiembre de 2011

no love, no glory

Una vez le dijeron a alguien que por su forma de ser, sufriría mucho. Y no se equivocaron. Pero esa es otra historia. La historia del chico que miraba al infinito y se alojaba en habitaciones de lugares que ya no existen es otra.
El caso es que hoy me siento así. O no exactamente. E intentado ser quien no era, porque quedarme en mi piel era demasiado incómodo. Aunque tal vez la palabra sea lacerante.
Traté de sonreír, y en el primer abrazo, cuando no miraban, borré de mi cara cualquier indicio de despreocupación. Parece que las clases de Dramatización sirvieron para algo más que para cuatro funciones.


Y no hubo nada. Ni Luna, ni nubes, ni mis alas de azúcar. Me quedé aún más vacía. Y me di por perdida.

miércoles, 31 de agosto de 2011

Agosto termina, y se muere. Nos dice adiós hasta el año que viene, y le duele. Y llora, como hoy.

domingo, 21 de agosto de 2011

pero vuelvo cada tarde al suicidio universal

Os dejo esto porque quiero que os pase lo mismo que a mí, quiero que lo tengáis en bucle durante todo este domingo y no salga de vuestras cabezas.
No os diré nada más, vedlo vosotros mismos.

miércoles, 10 de agosto de 2011

No sé si a vosotros os habrá ocurrido alguna vez. Probablemente sí. Una persona entra en tu vida. En voz baja, casi en un susurro. Y cuando quieres darte cuenta se está abriendo paso a zancadas destrozando el polvoriento sótano lleno de trastos. Cuando apenas has abierto los ojos sonríes si alguien pronuncia su nombre y te sorprendes a ti mismo deletreándolo con la sonrisa más sincera de tu vida.
Y entonces nos volvemos temerarios y cada vez más avariciosos. Provocamos roces sin querer, pedimos agua para ofrecérsela y beber de la misma botella y te pasas las madrugadas pensando si alguna vez cruzas su mente, aunque sea por casualidad.
Después, todo lo anterior se vuelve insuficiente, y te atreves incluso a prenderte de su piel unos segundos más de lo que debería ser algo fortuito, y lo haces (aun más) evidente. Nos exponemos. Lo único que conseguimos con ello es abrirnos la camisa haciendo saltar los botones y marcar justo dónde debe firmar para pertenecerlos o para acabar con nosotros de un sólo y certero golpe.
Tal vez sea cierto eso de que vivimos de ilusiones, pero a veces nos alimentamos de castillos, palacios y fortalezas en el aire. Y eso es justo lo que suele ocurrir. Una vez en lo más alto, al suelo. Al frío, duro y palpable suelo.

lunes, 18 de julio de 2011

Al fin y al cabo creo que todos no somos tan diferentes como creemos. O como nos hacemos creer a nosotros mismos. Y a los demás, claro.
Estoy casi completamente segura de que antes o después todos deseamos que alguien piense en nosotros antes de caer inconsciente en la almohada y, tal vez, sueñe con un futuro en plural. Una persona que nos haga sonreír con sólo imaginar cruzártela al ir a comprar el pan o que haga que nada más despertarte pulses cualquier tecla del teléfono para que su luz te ilumine su nombre al lado de un pequeño sobre intermitente.
Una persona en la que descubras manías que pensabas únicas en ti (¿veis?, os dije que no éramos tan diferentes) que consiga que revuelvas el armario hasta el fondo de los cajones porque vas a verle, o que te haga temblar la primera vez que te diga "me muero de ganas por ver amanecer atardecer contigo", y tú ya no sepas dónde meterte, ni a ti, ni a tus sudorosas manos, ni a tus labios afónicos, ni a tus ojos perdidos.

En mi opinión, ni somos tan diferentes, ni pedimos tanto.
O a lo mejor sí...



después de demasiado tiempo, vuelvo (lo siento lo siento lo siento, de verdad, infinitas disculpas). no he vuelto con algo excesivamente fantástico ni espectacular (ah, ¿que yo hago de eso?), pero hay veces que los dedos no dan para más, y los míos se han tomado sus propias vacaciones. la foto es del primer carrete de mi actionsampler.
feliz verano a todos :)

lunes, 6 de junio de 2011

Parece increíble que después de tantos y tantos años sigan brillando como el primer día. Continúan las caricias en el pelo y detrás del lóbulo derecho. Y las frases compartidas de las que ya ni saben por qué empezaron a recordarlas.
En sus manos entrelazadas parece que todo ha sido bueno y teñido de rosa. Pero las palmas de sus manos no cuentan la misma historia.

Tantas lágrimas. Tantos besos. Tantos roces. Tantos lazos. Y tantas arrugas hundiéndose en la piel mientras se clavaban los ojos un poco más.


(estoy desaparecida. llevo de exámenes desde el día 20 de mayo. lo peor es que no sé cuando acabo)

miércoles, 11 de mayo de 2011

de cuerpos celestes y tu órbita

Supongo que sabes todo eso del cometa Halley y que podemos verlo cada setenta y cinco años. Lo tuyo es un poco lo mismo, pero cada noche. O al menos así me siento al verte aparecer por la puerta de mi cuarto. Y aparecen asteroides encendidos en mis ojos. Y ardo.
Tal vez cuando vuelvas me atreva a atraparme en tu azul y a perder la cabeza del todo, aunque leyendo todo esto, creo que eso ya pasó hace tiempo.
Tienes una manera curiosa de revolotear a mi alrededor, de hacer que me gire a cada paso por si te has decidido a venir conmigo y de abrirme el pecho jugando con espejos buscando a alguien más.
En realidad no sé bien lo que estoy haciendo. Después de todo, no creo que nunca lo haya sabido del todo, pero creo que no me sientas del todo mal. Me lijas, y a veces dueles, pero no suelo ser difícil de recomponer, aunque a veces tarde en soldar.

jueves, 14 de abril de 2011

dawns without cuddles

Era patética. Ahí. Sentada en el sofá, viendo series en su ordenador y comiendo tostadas con mantequilla. Y azúcar. Lo lleva haciendo así desde pequeña, las tostadas, siempre con azúcar. Se miró en el televisor apagado, una suave silueta dibujada. La ligera miopía emborronaba todo un poco.
De repente, una frase, una escena desde la pantalla lo desencadenó todo. Y las lágrimas comenzaron. Abrían la piel hasta llegar a la barbilla, y justo debajo de ella, se dejaban caer en el pecho.

Eran casi las 7 de la mañana, y no había dormido desde medianoche cuando abrió los ojos. Ya no había horarios en ella, ni en su cuerpo. Y comenzaba a consumirse, poco a poco.
Vivía en un piso algo antiguo, pero céntrico, amplio y luminoso; con otras tres personas más. Y su mayor deseo era que cualquiera de esas tres personas cruzara la puerta del salón en ese mismo momento y la diera un abrazo, la secara la cara con las manos y le diera algo de seguridad en sí misma para poder salir a la calle unas horas después.
Pero no ocurrió. Todos dormían. Nadie sospechaba de aquella pobre y patética llorica sollozando.
Cerró el ordenador, se terminó el café y se metió en la ducha. Al fin y al cabo, lo que ella quería, lo que ella esperaba, sólo pasa en las series americanas.

lunes, 4 de abril de 2011

a l w a y s

Pongamos que no ha habido inviernos bajo otras sábanas y que no he ibernado en el cuerpo equivocado. Supongamos que la vida no dio siquiera medio giro, que Bon Jovi fue el que tocó para nosotros aquella tarde de Agosto, que nuestros cuerpos no dejaron de ser de los dos y que el agua se detuve en nuestros cuerpos tantas veces como nosotros lo hicimos bajo ella. Imaginemos que aquel jueves hace más de ciento diecisiete días fueron tus ojos los que me atravesaron.
Soñemos que llega el día que llenó nuestras bocas más que nuestros besos.

martes, 22 de marzo de 2011

rootless tree

Pensé que nunca más tendría que decidir alejarme de quien amaba. Me equivoqué, una vez más, para variar.
Me dejaría mentir por ti hasta limarme los huesos, y últimamente me pregunto si no habrás llegado ya hasta los tuétanos.

El problema es que sé que algo falla, y que tus palabras no son blancas como hace unos meses. Y así yo no sé si...
Mis tobillos lo están intentando. Tratan de sobreponerse al exceso de peso. A la carga que no les deja ser. Pero ya sabes que el derecho siempre está algo más resentido. Como mis ventrículos.
Hoy. Desde hoy. O acabaré rasgada. Y tú no sabes coser.





que sea cierto el jamás.

jueves, 17 de marzo de 2011

- Yo pienso que todo tiene su principio y su fin. Al fin y al cabo, todo dura lo que dura...
- Nada dura lo que dura, y menos lo nuestro.


Rectifico, tú tenías razón.
Nada dura lo que dura, y menos lo nuestro.
Todo dura lo que dura, sobre todo lo nuestro.

lunes, 14 de marzo de 2011

(foto de Smell that film)

Verano. En verano puedes elegirlo todo. Eliges la hora a la que levantarte. Eliges qué comer. Eliges cuánto tiempo tomarás el sol o cuánto jugarás con tu perro. Eliges cuándo ducharte y cuántos grados de menos tendrá el agua que resbalará por ti. Eliges la ropa que ponerte, probablemente pensando en él, en que le gustes más al verte. Eliges no maquillarte, porque no os gusta a ninguno de los dos. Eliges las sandalias algo más altas, por si te da un beso y estáis de pie, no tener que ponerte tan de puntillas ni él tenga que agacharse. Eliges buscarle. Eliges encontrarle. Eliges que tus costillas se fracturen, se separen y se abran un poco para que él pueda mirar dentro.

Lo que tú no sabes, pero él sí ha elegido, son otros labios mojando los suyos un par de horas antes.

miércoles, 2 de marzo de 2011

Otra mañana fría. Otra mañana de medias y jersey largo. Otra mañana en la que untaba la apatía en las tostadas y el café le sabía más amargo que de costumbre.
Llegaba tarde, pero no por eso fue más deprisa. Intentó hacer algo con su pelo, aunque no sirvió de mucho, y terminó de vestirse. Cogió su pijama y bajó las escaleras para echarlo a lavar. Volvió a coger la taza de café, pero ya estaba frío. Se miró en el espejo del pasillo. No se ponía esas medias desde que él se fue, y ni siquiera se había dado cuenta al cogerlas del cajón. Su madre la recordó la hora, y salió de su ensimismamiento. Sin más salió a la calle. Bajo cero. Sin abrigo. Sin nada. Y con las zapatillas de estar en casa todavía puestas. Rojas. Horribles. Desde luego, su padre rara vez acertaba con ella. Miró su mano derecha. Seguía teniendo el pijama. Así que se lo puso, tiró las zapatillas al contenedor, y comenzó a caminar.

lunes, 21 de febrero de 2011

E.

Febrero. Clase de Metodología de Investigación.
"En la Universidad os encontraréis gente que se creerá Dios, pero también personas que os ayudarán, que siempre os echarán una mano y estarán disponibles para vosotros".
Santiago Nieto.

Yo me la encontré a ella.

miércoles, 19 de enero de 2011

Almonds

Podría decirte que me he acostumbrado a tenerte detrás de cada puerta. O que ya me he aprendido la intensidad de tus pasos.
Podría decirte que me he enjaulado en tu camisa de rayas, y me he tatuado la llave en la espalda.
Podría decirte que los jueves ya no me recuerdan a la palabra "universitario" desde la semana pasada.
Podría dejar de mirarte en bajito y hablarte de reojo, para que sepas menos de lo necesario.
Podría repetirte las veces que he acariciado tu nuca o las que me he columpiado en tus brazos, como tú en mi pelo.
Podría decirte que ya no miro al cruzar la calle si estás a mi lado.
Podría inventarme que ya no florecen almendros dentro de mí si me besas.
Podría jugar contigo al Minotauro en tus ojos sin encontrar nunca la salida.
Podría morirme en un verbo conjugado por ti.

jueves, 6 de enero de 2011

Creo en ti
como los niños creen en las ventanas,
cuando son pequeños
y es Noche de Reyes.

martes, 4 de enero de 2011


Y la vio ahí, preciosa, con sus grandes ojos de mar y lluvia fijos en ella.

- Sabes que me gusta hacer las cosas bien, que no quisiera actuar como siempre he criticado y que quiero tener respeto por esas personas... Pero hoy, esta noche, daba hasta mi sentido del ritmo por pasar contigo las horas que quedan hasta mañana.




(son sólo historias de campanadas y oro en copas champán. nunca ocurrieron. o tal vez sí)

Ah, y feliz dosmilonce :)