miércoles, 11 de mayo de 2011

de cuerpos celestes y tu órbita

Supongo que sabes todo eso del cometa Halley y que podemos verlo cada setenta y cinco años. Lo tuyo es un poco lo mismo, pero cada noche. O al menos así me siento al verte aparecer por la puerta de mi cuarto. Y aparecen asteroides encendidos en mis ojos. Y ardo.
Tal vez cuando vuelvas me atreva a atraparme en tu azul y a perder la cabeza del todo, aunque leyendo todo esto, creo que eso ya pasó hace tiempo.
Tienes una manera curiosa de revolotear a mi alrededor, de hacer que me gire a cada paso por si te has decidido a venir conmigo y de abrirme el pecho jugando con espejos buscando a alguien más.
En realidad no sé bien lo que estoy haciendo. Después de todo, no creo que nunca lo haya sabido del todo, pero creo que no me sientas del todo mal. Me lijas, y a veces dueles, pero no suelo ser difícil de recomponer, aunque a veces tarde en soldar.