domingo, 28 de febrero de 2010

Anonymous

¿Nunca te has colgado de los ojos de un extraño?
En el vagón del tren, en cualquier calle, en el cruce más concurrido, las miradas coinciden. Y algo se te ha removido por dentro, y antes de que te des cuenta y salgas de tu asombro te has dado la vuelta y has aminorado el paso, deseando con todas tus fuerzas que se gire y vuelva a mirarte. Y como por arte de magia, como la más bella de las casualidades ha apostado por buscar tus ojos... y sonríes, y te alejas con un solo pensamiento, y lo único que deseas, es que él esté pensando lo mismo que tú.

jueves, 25 de febrero de 2010

Slow me down

Me aburro. Me canso. Me río. Me mato. Me duermo. Me ralentizo. Me cuelgo. Me ahogo. Me distraigo. Me desvío. Me como. Me desoriento. Me olvido. Me intuyo. Me lío. Me abandono. Me regodeo. Me burlo. Me dirijo. Me alejo. Me derramo. Me caigo. Me ruego. Me adivino. Me sumerjo. Me colapso. Me desvanezco.




Tal vez debería haberlo conjugado todo el segunda persona.

lunes, 22 de febrero de 2010

I'm small beer

Ahora bebo toda la cerveza que puedo, sólo porque me recuerda a ti.




(El título no está mal escrito, es un juego de palabras)

domingo, 21 de febrero de 2010

Demasiado

Aún me sobrepasas. Llegaste a sacarme de quicio y has sido el peor error de mi vida. Hay personas que hacen que te olvides hasta que cómo eres realmente, para ser como quieren que seas. Y la culpa fue mía, por permitirlo. Cuando vuelvo a perder los nervios, me repito una y mil veces eso de que "todo cae por su propio peso" y confío en que el tiempo o alguna mente ordenadora nos acomode donde cada uno merezca.
Te llevaste contigo mi autoestima y por más que la llamo, siempre me salta el contestador.

sábado, 20 de febrero de 2010

Las apariencias engañan

No todo es lo que parece ser. Yo no soy lo que parezco. Soy capaz de sonreír y estar muriéndome por dentro. Y sabemos que nadie se dará cuenta. Tengo esa (des)ventaja. Soy humana a ratos, cuando me apetece serlo. Cuando no tengo una capacidad para abstraerme del mundo y visitar una realidad que poco tiene que ver con los que me rodean, en cualquier sitio, y los de afuera seguirán pensando que no me he movido. Son así de tontos, o yo así de lista.
Me cansa que la gente se simplifique. La gente simple no existe. Todos jugamos a mil bandas, todos tenemos una cara para cada día guardada en cajones secretos, sólo que algunas lo escondemos mejor que otras. No es que pueda sentir, es que siento. Probablemente la gente piense que de aquí a un rato necesitaré ayuda psicológica, pero no me importa (y tal vez tengan razón), no me importa nada que la gente crea que estoy enferma. La mayoría ni siquiera lo creen, simplemente quieren creerlo. Porque así es más fácil. Es más fácil pensar que la de al lado está loca antes que pararse a observar y a descubrir algo que quizás no sea agradable. No soy agradable. Pero tampoco lo contrario. Nadie lo es. Simplemente no soy lo que todos piensan, y me revienta que me tachen a veces cuando ni siquiera me dan la oportunidad de sorprenderles. Cada uno somos diferentes a nuestra manera.
No todo es lo que parece ser. De hecho, casi nada lo es. Así que por favor, deténganse antes de creer que me conocen. Porque se equivocan.

jueves, 18 de febrero de 2010

Ironwoman

Yo no soy de hierro. Ni de piedra. Ni yo ni nadie. Ni siquiera tú.

domingo, 14 de febrero de 2010

Y tú, QUÉ

Mar ya estaba más que acostumbrada a sus descarados diecinueve años a que la inmensa mayoría de los bípedos con mayor o menor grado de civilización la escrutaran con los ojos al cruzarse con ella y no tuvieran más remedio que alejarse, resignados a no volverla a ver más.
Esa mañana era más fría de lo que parecía cuando sacó la mano por la ventana de su cuarto para comprobar la temperatura y decidir qué ponerse. Estrenaría su abrigo rojo nuevo, justo por encima de las caderas. Era su manera de hacer un guiño a ese consumista y empalagoso día, a su manera, porque ella no necesitaba a alguien siempre a su lado, sólo a algún chico a quien pedirle fuego y a quien luego invitar a calentarle la cama esa noche.

Después de no poder evitar sonreír al ver los ojos ensimismados de un hombre con un ceñido traje gris clavados en su ombligo pasó por un antiguo edificio en obras.
Pasó por delante, digna, segura, inefable... Y nada. Aquellos operarios ni siquiera la prestaron atención. Turbada y sorprendida comenzó a caminar más despacio, marcando bien sus pasos, con el mismo nulo resultado. ("¿Pero qué les pasa a estos? Se supone que a los de éste gremio no se les escapa ni una...") Sin poder resistirse, se giró crispada hacia el primer albañil que vio.

- Oye, ¿y tú qué? ¿no piensas decirme nada?

A lo mejor es que ese pobre obrero... estaba enamorado.

sábado, 6 de febrero de 2010

Mi Ley de Murphy

Siempre llueve cuando no tengo paraguas.
Siempre digo lo que no debo cuando alguien me está escuchando.
Siempre recuerdo de más a quien no me echa de menos.
Siempre quieres más cuando a mí ya me sobra.

viernes, 5 de febrero de 2010

O tal vez...

Era su último día juntos, y ninguno de los dos lo sabía, ni siquiera lo sospechaban. Las horas se evaporaban como antes, como cuando a ella se le escapaban el amor entre los dedos y se pintaba los labios de rojo para él. No habían remordimientos, solo besos, sonrisas y sus rizos negros. Y se perdía en sus ojos, y le apartaba el mismo bucle de la frente que llevaba apartándole tantos meses.
Al fin y al cabo, él estaba hecho a medida para ella.
Y quién sabe, a lo mejor no sería su último día juntos. O tal vez, era inevitable...