lunes, 20 de mayo de 2013

Me he dejado romper las piernas en una cama
y puede que de paso se cargaran los muelles del colchón.
Y yo creí que nunca más jamás.
 
Ahora dudo si intentaron curarme con mares o lágrimas.
De igual manera, fallaron.
Y tú paseas por la herida abierta
y si la tocas no padezco.
Donde otros se quebraron la cabeza
tú sonríes.
Mi distancia de seguridad se torna discontinua
y coincide en dimensión y equilibrio con tus hombros.
Y entonces, de rodillas.

Jamás podrán hacerme daño
de la manera que tú me quieres.

Jamás podrán quererme
como tú me follas.

Que me dejas sitio hasta por dentro.


                                                      Quédate.

sábado, 11 de mayo de 2013

Y ahora ponen precio hasta a tu recuerdo.
Cuando yo lo único que quiero es encerrarte
en mi piel a base de tinta
y (otra) herida,
para que de ahí nunca puedas marcharte.
Encerrarte.
Como si por echar otra lágrima en el candado te fueses a quedar conmigo.
O reaparecieras.
Diecinueve meses. O diecinueve nieblas.
Y no te veo.
Más los abismos que me quedan sin verte.


Beberé cientos de vasos, y ojalá nunca te encuentre en el fondo de ninguno.



vuelve.