miércoles, 19 de noviembre de 2014

Me he cansado de pulsar intro.

Soy la que se encierra en dos números con forma de barrotes, la de la cárcel de flores blancas. La que permanece cuando huye. La que se encuentra en otros ojos sólo al cerrar los suyos.
Soy lo que ya no.

La que creyó y maldijo. Y la que de tanto llorar se diluyó y ahora se conforma con ser vertido. Quien todavía se aprende y a veces se deja aprender. Soy la que no sabe hablar sin nombrar a su madre, la de la guitarra sorda, la de la sangre callada.
Soy la que ya no. Y todavía sí.

···


 Si me quedo es porque no me encierra, porque me comprende sin entenderlo nunca del todo. Mi equilibrio. Mi calma. Mi tormenta de sol. El que reza que mi coño es la mejor carne del restaurante del mundo y el que todavía me pide mesa, pero no hora. Quien no se preocupa de curarme las heridas sino de soplarlas para que no escuezan tanto mientras cierran. El que no escribe pero cuando habla de mí callan hasta los ríos.

···

martes, 22 de julio de 2014

De un beso fuimos a un ciento
y de ahí a mil por hora.
Derramamos el líquido de frenos por las sábanas,
enredados en palabras que no ataban.
Porque nunca hubo promesas.
Y tal vez esté ahí el secreto.

Me apiado de los que nunca podrán sentir como yo
la brevedad del instante
la cobardía del tiempo
ni la tormenta de verano de volver a verte.

Las habitaciones a las que ya no volveremos nunca
gritan.
Nos echan de menos. Y ya no volverán a ser las mismas.

Pero en realidad, lo único triste de todo esto
sería que siempre nos comprendiésemos tanto como ahora.
Porque me parece poco.

sábado, 1 de febrero de 2014

Un día de estos dejará de ser algún día

Un día de estos no tendré miedo ningún Febrero,
no se me torcerá el gesto ni los cables
y podré pasarlo sin echar a nadie a quien quiera.

Un día de estos dejaré de recordar cada día que no estás.
Dejaré de llorarte por las noches,
de oler a tabaco amargo al pensar en ti.
Dejaré de querer ser tus huesos si es que quedan.

Un día de estos cruzaré la calle sin mirar al suelo
y no me recordaré a mí misma nunca más que suba la barbilla.
Podré dejarme querer más de un año
y tal vez, no eche a correr cuando echen raíces en mi cuerpo.

Un día de estos mi rostro no será sólo carcasa
volverán a ser las que eran mis eternas madrugadas
pero la alegría y la pena permanecerán siempre siendo desmesuradas.
Desearé más Abriles.

Un día de estos te me pasarás del todo,
tu río se secará secando también el mío y dejarás de ser de continuo.
Por fin.