martes, 26 de enero de 2010

Culpa y deseo.

Había estado llorando cada noche durante días. Por fin le había encontrado, era él, no había duda. Era prácticamente perfecto. Un hombre guapo, de pómulos marcados, loco por ella, pendiente de sus movimientos a cada minuto y con alma de niño. Pero ya no le amaba. Ya no mordía sus labios después de cada beso con pasión, ni le nacían de las entrañas las ganas de hacerle el amor toda la noche. Y sin embargo le quería, o eso pensaba. Pero no era suficiente. Le soterraba la culpa, y le cuarteaba la piel las lágrimas.
Sólo deseaba enamorarse de él como lo estaba antes... sólo eso.

4 comentarios:

  1. Me ha pasado, ¿sabes? cuando empiezo una relación siempre lo hago pensando en que será para siempre, por diversos motivos hasta ahora no resulta, pero antes de que acabe me fuerzo a lo que dice tu relato: a enamorarme igual que antes, nunca, hasta ahora, lo he logrado.Un besote.

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  2. y es que al final una no puede hablar de nada porque siempre acaban buscándole tres pies al gato a todo... ¬¬

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  3. Se le escaparon las mariposas de la tripa.

    re: Muchas gracias por pasar y por tu comentario. Exageras demasiado.

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