viernes, 5 de febrero de 2010

O tal vez...

Era su último día juntos, y ninguno de los dos lo sabía, ni siquiera lo sospechaban. Las horas se evaporaban como antes, como cuando a ella se le escapaban el amor entre los dedos y se pintaba los labios de rojo para él. No habían remordimientos, solo besos, sonrisas y sus rizos negros. Y se perdía en sus ojos, y le apartaba el mismo bucle de la frente que llevaba apartándole tantos meses.
Al fin y al cabo, él estaba hecho a medida para ella.
Y quién sabe, a lo mejor no sería su último día juntos. O tal vez, era inevitable...

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