martes, 8 de diciembre de 2009

Save me from myself

Sólo los que se dedican a la danza saben lo que es hablar verdaderamente de baile. Los amigos, te apoyan incondicionalmente, te ofrecen su hombro y se comportan de una manera inmejorable. Y por momentos hasta te devuelven la confianza en ti mismo.
Pero sólo aquellos que sienten la chispa por dentro, a los que se le empaña la mirada escuchando una canción y dejándose llevar... sólo ellos saben de lo que hablo.

En mi caso, no me va tan bien como yo pensé. Dicen que es por falta de confianza. Sinceramente, creo que lo que me ocurre es por el exceso de ella.
Cuando quieres y tu cuerpo no responde, no obedece. Cuando la primera fila era tu lugar favorito.
Es demasiado complicado de explicar. Pero es así, vuelves a tus inicios, a ser torpe. Reina en ti la descoordinación y el agarrotamiento... y después llegan las lágrimas contenidas, la frustración y el nudo en la garganta. Y te decepcionas. Y todo va a peor, si es que es posible.
En esos momentos, serías capaz hasta de tirar la toalla....


Es cierto que a veces somos demasiado crueles y exigentes con nosotros mismos... por eso no me vendría mal que alguien me salvara de mí misma.

1 comentario:

  1. No compares tu don, lo que sientes bailando, con lo que sientes por las personas. Ni te compares personalmente con ellas. Pomételo.

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