sábado, 2 de enero de 2010

Bienvenido seas, 2010

Bienvenido sea el 2010, por fin ha llegado.

Yo no tuve un vestido precioso en Nochevieja, ni tuve barra libre, ni siquiera me divertí como hizo el 97% de las personas de mi edad.
Pero al igual que el año pasado, pelé y destripé las uvas y me las comí todas (tal vez por eso me fue tan mal...)

No pido mucho, pero tampoco me conformo con que este año sea mejor que el anterior, porque eso es demasiado fácil. A mí misma me pido más fuerza de voluntad y aún más afán de superación. No voy a pedir premios (ni becas) que no me darán, sólo pido algo de buena suerte, aunque como mi gran señora madre dice, "la suerte se ha forja cada uno".
Quiero sonreír de verdad el triple (que aunque siempre lleve la sonrisa puesta...), y volver a ser quien era con las cintas de raso atadas. Probablemente no, de seguro ese es mi mayor deseo para este año. No pido ser mejor de lo que era, solo que regrese la bailarina que fui, porque lo necesito más que cualquier otra cosa.

Aunque siga cumpliendo años, seguiré siendo tan... infantil, como muchos me han dicho (cosa que detesto que me llamen). No soy infantil, es que yo soy así. Y me encanta comportarme así, disfruto y me divierto, y me enorgullezco de perder a veces el sentido del ridículo.



Ojalá todos tengamos un año bienavenido, o porqué no decirlo, tranquilo y cojonudo.

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