Ya no recuerdo lo que era dormir abrazada a un cuerpo, ni los besos de buenos días con los ojos hinchados, o los desayunos a base de piel antes del café.
Las siestas de horas sin manecillas y las llamadas de madrugada.
No quedan ni los despojos de todo eso en mi memoria. Pero pensándolo bien, para qué.
Has dinamitado todo para ocupar su lugar.
Un final perfecto para una entrada perfecta...
ResponderEliminarBesos!