Me besabas las piernas.
Con la vehemencia y el deseo del que sabe
que no durará para siempre.
Despacio.
Condurando el momento, abrazando la piel con los labios.
Me besabas,
casi hasta el alma.
Y ahora me preguntan los recovecos
-cada vez más acusados-
qué ha sido de ti.
Borré a las decenas de anteriores
y nunca me pareció suficiente.
Aunque nunca he sido tan guapa como cuando tú me mirabas.
Tus ojos se paseaban sin detenerse. Excepto en mí.
Me besabas.
Y los dos besábamos igual.
Y los besos fueron finitos,
al contrario que los caminos de tus dedos por la espalda.
Como los mares desatados en la cama,
que nunca serán tan tormenta.
Me besabas.
Y en realidad creo que escribo esto porque no te dejaste nada por besarme.
Ojalá más besos de los que curan cualquier cicatriz, pintan sonrisas, y dejan caer cualquier escudo.
ResponderEliminarUn placer leerte, como siempre ;)
Un besito
qué andantes besos, qué galopantes.
ResponderEliminarDelicioso.
ResponderEliminarEl final es devastador.
ResponderEliminar"Aunque nunca he sido tan guapa como cuando tú me mirabas"
Me ha encantado esta frase, y todo el poema no me cabe duda.
Está claro que por mucho que intentemos borrar, al final sólo podemos engañarnos.
Ha sido precioso, tan dulce y delicado al mismo teimpo. Una entrada muy tierna y un poco triste tambiñen. Te sigo, un beso :)
ResponderEliminar"Aunque nunca he sido tan guapa como cuando tú me mirabas", sencillamente genial.
ResponderEliminarSaludos