Una vez le dijeron a alguien que por su forma de ser, sufriría mucho. Y no se equivocaron. Pero esa es otra historia. La historia del chico que miraba al infinito y se alojaba en habitaciones de lugares que ya no existen es otra.
El caso es que hoy me siento así. O no exactamente. E intentado ser quien no era, porque quedarme en mi piel era demasiado incómodo. Aunque tal vez la palabra sea lacerante.
Traté de sonreír, y en el primer abrazo, cuando no miraban, borré de mi cara cualquier indicio de despreocupación. Parece que las clases de Dramatización sirvieron para algo más que para cuatro funciones.
Y no hubo nada. Ni Luna, ni nubes, ni mis alas de azúcar. Me quedé aún más vacía. Y me di por perdida.
Me ha gustado mucho :)
ResponderEliminarUn beso!
Que texto tan intenso!
ResponderEliminarCreo que todos nos perdemos de vez en cuando. No está mal hacerlo, incluso a veces viene bien, siempre que sepamos encontrarnos luego : )
Me gusta, es triste y desgarrador, pero a la vez bello.
ResponderEliminarmuy buena entrada!
saludos!