miércoles, 15 de diciembre de 2010

De copos y almas en el congelador

Al final nevó. Vi nevar, era la primera vez. Y la nieve trajo cambios, aunque tal y como vino, desapareció. Ni siquiera pude deshacerla con las manos como siempre hago con el tiempo. Tan sólo apareció de repente, y lo supe por una llamada de teléfono. "¿Te has asomado a la ventana? Tengo el abrigo blanco". Y salí al balcón muerta de frío sin pensármelo. Como tampoco me pensé impregnarme en el polvo que acumulaste en mi cama. Contigo también sentía frío, pero era de otra manera. A tu lado siempre me temblaban los muslos. Y a veces tal vez se me estremeció el corazón, aunque siempre lo niegue si me preguntan, porque ni yo misma estoy segura. El invierno envolvió hasta nuestras pupilas y sus brillos y ni siquiera lo intentamos evitar.
Pero desde entonces no ha vuelto a nevar, ni tú has vuelto a aparecer.

7 comentarios:

  1. Lu! volver a leer tus TEXTAZOS es un placer.
    kissyou!

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  2. cuando nieva, nieva y bien :)



    (te dejo terrones de azúcar
    para que tengas dulces sueños)

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  3. aún queda mucho invierno, para todo.


    (un lunar
    grande para tu
    mejilla)

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  4. Lo mejor del invierno es, entonces, encontrar su calidez a pesar del frío exterior. Y eso, como la nueve, sólo pasa muy pocas veces.

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  5. El frio olvido me congela el corazón siempre ;)

    Besos frioleros

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