La distancia que separa mi cuerpo de lo demás
es medio centímetro de piel.
Es la misma distancia que me separa de dejarme ser para siempre.
Veo a alguien que solía parecerse a mí mirando fijamente a su mitad.
A veces trata de sosegar el llanto sordo.
Pero nada cambia.
Excepto alrededor.
La diferencia entre despertarse al día siguiente
o no
es simplemente
ser consciente de ello.
Soy el buitre que contempla mi cadáver.
Soy a la vez yunque, martillo y herrero.